miércoles, 23 de enero de 2013

¿Por qué no lo dejas?



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“Todos valemos mucho en uno u otro aspecto. Pero para demostrar nuestra valía tenemos que esforzarnos en hacer aún mejor lo que ya hacemos bien. Es como un diamante “en bruto”; hay que pulirlo y tallarlo para que muestre toda su belleza. Eso significa practicar, esforzarse, no rendirse fácilmente”

¿Más gordo?, ¿más flaco?, más guapo?, ¿más feo?


En el corral de una granja vivía un grupo de gallinas. Unas estaban gordas, porque las alimentaban con pienso especial; además comían cuatro veces al día. Otras, en cambio, estaban flacas y delgaduchas. Apenas les daban de comer, por lo que se pasaban el día picoteando sin encontrar otro alimento que las migajas que sobraban de los festines de sus afortunadas compañeras, teniendo cada día más finitos sus cuerpos.
Las gallinas gordas se lo pasaban de lo lindo burlándose de las flacas:
-¡Qué  asco  de  gallinas!. Flacuchas, esmirriadas... no  parece que  seamos la  misma clase de animales. ¡Miradnos a nosotras!; ¿no os da envidia?.-
Las gallinas flacas no sabían qué responder. ¡No era su culpa estar tan delgadas!. Además, no eran tan feas; sólo estaban más delgadas.
Llegó  el  día  de  Año  Nuevo,  y  los  animales  del  gallinero  recibieron  una  visita inesperada: el jefe de los cocineros entró con un gran saco vacío. Todas las gallinas se alborotaron, cacareando y agitando las alas. Naturalmente, el cocinero eligió a las mejores gallinas para llenar su enorme puchero. En el fondo del saco acabaron las más gordas y cebadas.
Dándose cuenta de cuál iba a ser su destino, las gallinas gordas sintieron envidia de las flacas, y aunque suplicaron piedad al cocinero, éste las echó sin contemplaciones al puchero, lleno a rebosar de agua hirviendo.
Moraleja: no despreciemos a los demás por su aspecto físico. Nunca se sabe la suerte que tendrá cada uno.
[Adaptación de una fábula de Esopo]
¿Qué podemos aprender de la fábula?
¿Somos todos iguales?; ¿importa mucho el color de la piel, la estatura o el peso para ser felices?; ¿por qué?
Si tienes una estatura normal ¿cómo te sentirías en el reino de los enanos?; ¿y en el de los gigantes?; ¿sabéis
que en países muy próximos entre sí viven los seres humanos más pequeños del planeta (los pigmeos) y los
más altos (los watusis y otras tribus africanas)?

jueves, 17 de enero de 2013

El sol, la luna y la belleza

Desde el principio de los tiempos el sol y la luna han competido en belleza. El sol sabe que es radiante, luminoso y además es el padre del fuego. La luna, por su parte, es plateada, misteriosa, silenciosa y madre del amor. Quizás por ser cada uno hermoso a su manera se llevan tan mal, y sólo despierta uno cuando el otro se acuesta, dando lugar al día y la noche.

 Hace algunos siglos, la luna no se conformó con su reinado nocturno. ¡Al fin y al cabo, mientras ella extendía su belleza los seres vivos acostumbraban a dormir. No era justo!. Entonces decidió visitar al sol, y le habló de esta manera: 
-Te odio por ser el preferido de los seres vivos. Si puedo, te mataré.- 
-¡Pobre luna!. Yo no tengo la culpa de ser querida por las plantas, los animales y los seres humanos. Además, tú eres la reina de la noche. Si yo estuviera despierto todo el día, todos ellos morirían de calor. Como ves, eres tan importante para la vida como yo- dijo el sol. 

Pero la luna seguía envidiando la belleza del llamado “astro rey”. Pensaba: “¡Soy bella, pero no la más bella!”. Así que le declaró la guerra al sol. 
Una noche, cuando el sol dormía tranquilamente, la luna se acercó a él lentamente, y cuando se encontraba a su lado le tiró, vengativa, un puñado de barro. El sol despertó indignado. 
Al verse manchado exclamó: -¡Mira lo que has hecho. Has estropeado mi perfecta belleza!. 
La luna sonreía malvadamente. Había humillado y afeado a su rival... y así es como se crearon las manchas solares. El sol, enfadado, se tomó su venganza y cuando en pleno día la luna estaba durmiendo, le arrojó a su vez un puñado de barro. “Ahora te toca a ti sufrir” pensó. 
La luna despertó asustada. -¡Me has llenado de barro, ya no podré salir de noche!-dijo. 
El sol le respondió: -No te preocupes. Tardará varios días en ir secándose el barro. Mientras tanto sólo se te verá una parte de tu cara. Pero como castigo a tu maldad, cuando luzcas de nuevo brillante, te iré tirando un poco de barro cada mañana durante el mismo número de días. ¡Así aprenderás a respetar mi belleza!. 
Por este motivo, la luna cambia de cuarto menguante a luna nueva (cuando está completamente cubierta de barro), y de ésta pasa a cuarto creciente hasta llegar a luna llena (según se va secando y cayendo el barro). 
La luna, parece, perdió la batalla por la belleza, pero a modo de venganza, cada varios años, espera a que el sol esté confiado, y consigue lanzarle todo el barro que consigue ir acumulando poco a poco. El sol, manchado, se esconde en pleno día hasta que sus rayos calientan y deshacen el barro. Ese es el origen de los eclipses. 

[Adaptación de una leyenda africana] 

Reflexiona

¿Cuál de los dos astros os parece más bello, el sol o la luna?; ¿por qué?
¿Por qué está tan enfadada la Luna?
¿Creéis que tiene razón el Sol cuando le dice a la Luna que ella también es bella y muy necesaria?
A pesar del comentario del Sol, la Luna no se lo cree, ¿qué hace?, ¿os parece bien?
¿Os parece tan importante como a la Luna ser guapo/a?; ¿qué otras cosas son importantes en una persona?